En el libro titulado Paz vital, plenitud y placer de vivir, Elizabeth Lukas nos relata cómo los hábitos que se tienen contribuyen al bienestar (salud física, mental, emocional, espiritual) o no de las personas. Ella dice que aunque sabemos diferenciar entre lo que nos hace daño y lo que es saludable, seguimos con el “mal” hábito porque “el estilo de vida equivocado no duele lo suficiente” como para motivarnos al cambio.
Por esto es que en muchas ocasiones es la enfermedad o la muerte de una relación o de un ser querido lo que nos hace reaccionar. Sin embargo podemos movernos al cambio antes de enfermarnos o vivir el dolor de la pérdida, protegiéndonos de unas actitudesaltamente insanas que tienen que ver con los excesos.
En la página 68 la autora reproduce 12 aforismos que redactaron unas religiosas francesas en el año 1979 que ilustran maneras de protección ante actitudes nocivas.
Con el ánimo de compartirlas las listo a continuación pues pueden despertar la motivación suficiente para iniciar un cambio…
- Bienaventurados los que se ríen de sí mismos, porque siempre tendrán suficiente conversación.
- Bienaventurados los que distinguen una montaña de un montículo hecho por un topo, porque se ahorrarán un montón de disgustos.
- Bienaventurados los que son capaces de descansar y dormir sin disculparse por ello, porque se volverán prudentes.
- Bienaventurados los que callan y escuchan, porque aprenderán cosas nuevas.
- Bienaventurados los que son lo bastante inteligentes como para no tomarse a sí mismos demasiado en serio, porque serán apreciados por el prójimo.
- Bienaventurados los que prestan atención a la llamada de los demás sin creerse insustituibles, porque sembrarán alegría.
- Bienaventurados seáis si sabéis observar las cosas pequeñas con seriedad y las cosas serias con tranquilidad, porque llegaréis lejos en la vida.
- Bienaventurados seáis si podéis reír sin hacer mala cara, porque el sol alumbrará vuestra senda.
- Bienaventurados seáis si sois capaces de interpretar siempre el comportamiento de los demás con benevolencia, incluso cuando las apariencias indiquen lo contrario, porque, aunque os tomen por ingenuos, ése es el precio del amor.
- Bienaventurados los que piensan antes de obrar y rezan antes de pensar, porque se evitarán un montón de tonterías.
- Bienaventurados seáis si podéis callar y reír incluso cuando os cortan la palabra, os contradicen u os insultan, porque el Evangelio empezará a penetrar en vuestros corazones.
- Bienaventurados seáis sobre todo vosotros, que podéis reconocer al Señor en todo lo que encontráis, porque vuestra será la verdadera luz y la verdadera sabiduría.
Luz María Tavera