El duelo ante cada pérdida es único, lo que se siente va a depender de la relación que se tenía con lo que o con quien se perdió. En esa relación siempre van a aparecer situaciones enriquecedoras y situaciones difíciles, promesas cumplidas e incumplidas, sueños realizados y sueños que no se realizaron, expectativas satisfechas e insatisfechas, conversaciones y silencios; y, dependiendo de todo eso aparecen emociones, sentimientos y pensamientos cuando la relación se termina.
Claro que también va a influir la historia del doliente, las redes con las que cuenta (familia, amigos, grupos de pertenencia), las ideas que tiene en cuanto a las pérdidas, los aprendizajes adquiridos para afrontar los duelos; como también, la forma como se termine la relación, el momento en que ocurre, lo que lo ocasione… Estas situaciones sumarán reacciones y sensaciones al dolor de la pérdida en sí misma.
Cuál pérdida es la más dolorosa? Es una pregunta que algunas personas formulan en la consulta con la idea de que si su pérdida fuera otra el dolor sería menor o más fácil afrontarla… La verdad es que eso no es cierto.
Cada quien dirá que la suya es la más dura y difícil porque la está viviendo…
Primera Conclusión: NO COMPARAR las pérdidas, lo que cada persona vive lo está experimentando al 100%
Segunda Conclusión: DECIR LA VERDAD de lo que nos está pasando –tanto en lo que se siente como en lo que se piensa- es clave en el proceso de recuperación.
Tercera Conclusión: Tener en cuenta TODA LA RELACIÓN, no sólo los recuerdos duros y dolorosos también las vivencias buenas y estimulantes, no sólo los últimos días o el final sino todo lo vivido y compartido, no sólo lo que se hizo sino lo que quedó por hacer –sueños, expectativas-
Cuando comparamos tendemos a no ver nuestra realidad tal y como es, bien porque minimizamos lo que estamos sintiendo o porque lo maximizamos. Decirnos la verdad de lo que nos pasa es fundamental. Muchas veces no compartimos porque nos parece que lo que estamos viviendo no es tan grave como lo del otro y dicen: “es que después de escuchar lo del accidente del esposo de … me da pena decir lo mío pues yo he estado abatida porque mi mascota se perdió y no la hemos encontrado”. Sentirse abatido merece atención, más allá de lo que lo está ocasionando esa es la verdad de lo que está viviendo esa persona.
Como dicen James y Russell en su libro Superando Pérdidas Emocionales “Cuando se permite y motiva a quienes sufren a expresar lo que están sintiendo, los recuerdos dolorosos empiezan a disiparse más rápidamente. Esto permite que la relación pueda ser considerada en su totalidad, no solamente el final de ésta.”
Luz María Tavera
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